jueves, 20 de mayo de 2010

SE ESTÁN AFILANDO LOS BISTURÍES.

Miedo, tengo miedo.

Bueno en realidad no es miedo, la operación no me da ningún miedo, creo que lo que sea sonará, y no me preocupa; quiero decir que no me preocupa que me pueda pasar algo.
Tengo la enorme suerte de ser creyente, y se que Dios no me va a dejar sólo, y además sé que si me pasara algo, aquí estaba sólo de paso.
El único temor serían mi mujer y mis hijos; pero temo por ellos, no por mí porque el que palma descansa.

¿Entonces por qué mi temor? -Creo que tengo miedo al cambio, me preocupa el cambio.
Temo boicotear la operación y volver a dar de sí mi estómago. Temo no saber si seré capaz de controlarme en el futuro, o si volveré a mis malos hábitos alimentarios. Temo pensar que en lo sucesivo tendré que decidir entre beber y comer porque todo no me va a caber en el nuevo estómago.
Temo hacer una de mis suculentas paellas y pensar que tendré que elegir entre los granos de arroz o los tropezones.
Temo no poder acostumbrarme a mi nueva vida, porque ahora mi estómago es mío, está dado de sí, de acuerdo... pero es mío, y lo tengo en uso... en maluso,...en desuso desde hace un mes; pero lo tengo.
No me hago a la idea de tenerme que comer un yogurt en dos veces, de no poderme comer ni las uñas. No soporto el pensamiento de haber renunciado definitivamente a meterme entre pecho y espalda un churrasco de un kilo, regado con un buen vino. Ya no volveré a ir a un restaurante a decir de primer plato una paella, y de segundo... de segundo otra paella.
Me preocupa enormemente desconocer el futuro.

¿Cual es mi presente? Hoy me he pesado en la misma báscula de siempre, no he bajado finalmente tanto peso como creía, pero tampoco me puedo quejar, hoy me he pesado y he dado en la báscula 138 kg. Es decir 17 kg. menos que hace un mes cuando comencé mi dieta.

Acabo de tomar mi "última cena" -- Un exquisito batido de vainilla de la marca Optisource, con poco agua para que espese un poco más, y para engañarme a mí mismo me he dado un capricho, le he bautizado con mucha canela en polvo; si no fuese porque le falta la galleta podría pasar por unas natillas.

Mañana ingreso sobre las 12,30h. en la clínica Sta. Elena de Madrid, me operarán a primera hora de la tarde, y debo estar en ayunas hasta entonces, ya oigo a los cirujanos afilando los bisturíes al grito de... ¡ otro gordo en la mesa de operaciones !, sujetadle que se cae por los dos lados de la camilla.

Según me han dicho pasaré entre uno y dos días en la UCI, y después en la habitación otros 4 días más o menos.

Si todo va bien espero el día 5 poder conducir mi moto en la concentración que tengo preparada con mi club motero en Alcalá de Henares.

MAÑANA ES EL DÍA.

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